En colaboración con el Instituto de Seguridad y Estudios Internacionales (ISIS Tailandia) de la Universidad de Chulalongkorn, Dialogue Earth y el Instituto Raoul Wallenberg de Derechos Humanos y Derecho Humanitario (RWI) organizaron un panel público y un taller a puertas cerradas en Bangkok, Tailandia, entre el 28 y el 30 de agosto.
El panel exploró la influencia de China en el desarrollo sostenible en la región del Mekong, mientras que el taller se centró en cuatro temas clave: el papel de China en la subregión del Mekong; la puesta en práctica del derecho a un medio ambiente saludable en el Sudeste Asiático; los medios de comunicación y el periodismo ambiental; y la comprensión de la “China global”.
Este fue el segundo de una serie de cuatro talleres (América LatinaSudeste Asiático, África y Europa) cuyo objetivo es generar conocimiento y diálogo sobre la participación de China en esas regiones.
El papel cada vez más importante de China en el Mekong
La participación estratégica de China en la subregión del Mekong está creciendo rápidamente, en particular en materia de gestión de recursos, cooperación e infraestructura. En términos geopolíticos, esta participación se extiende más allá de lo económico y afecta a las esferas política y cultural, lo que posiciona a China como un actor regional inigualable. Sin embargo, los debates pusieron de relieve que el papel de China es muy matizado y debe entenderse en el contexto más amplio de la dinámica de poder regional.
Las percepciones de China en la región son variadas. Para los países en desarrollo, China es vista como un aliado crucial, con proyectos de infraestructura que impulsan la conectividad y el comercio, al tiempo que generan buena voluntad. Algunos sostienen que esto es clave para China, ya que busca legitimar sus inversiones y reducir el riesgo de oposición.
Sin embargo, se mantiene la cautela en cuanto a los riesgos de la deuda, la propiedad extranjera y la influencia indebida. Se habló de Laos y Camboya, países muy endeudados con China, y del ferrocarril Kunming-Laos (70 por ciento de propiedad china) citado como ejemplo de control e influencia inequitativos.
Los impactos ambientales y sociales de los proyectos chinos también suscitaron inquietud. Los proyectos hidroeléctricos a lo largo del Mekong y sus afluentes han alterado el flujo natural del ríolo que genera preocupación por el impacto en la pesca y la agricultura que dependen de sus sedimentos ricos en nutrientes y de las inundaciones estacionales.
Desplazamiento de las comunidades locales y contaminación química Se destacaron otros efectos negativos de algunas inversiones chinas, como la falta de transparencia y la falta de transparencia. Los participantes enfatizaron la necesidad de analizar por qué los países anfitriones permiten esos proyectos a pesar de los claros riesgos ambientales y sociales.
Existen otras formas de colaborar con China, como promover un cumplimiento más estricto de las normas ambientales y sociales. Los participantes pidieron una mayor coordinación entre los países del Mekong y destacaron el papel proactivo que deben desempeñar los medios de comunicación, la sociedad civil y las empresas tanto para prevenir como para denunciar los proyectos perjudiciales. También se hizo especial hincapié en la responsabilidad de los gobiernos de prevenir los impactos negativos y garantizar el respeto de los derechos humanos.
La presidencia de China y Canadá Convenio sobre la Diversidad Biológicaincluido su liderazgo en el Marco mundial de la diversidad biológica Kunming-Montreal (2022)ofrece otra oportunidad para un compromiso significativo en cuestiones ambientales. El papel de liderazgo desempeñado por China en estos casos es una oportunidad para examinar cómo se implementa el derecho a un medio ambiente saludable en China y otros países de la región.
Comprender la dinámica política local
Un tema clave de debate fue la importancia de comprender las economías políticas locales al examinar la relación entre China y el Mekong. Algunos participantes sostuvieron que centrarse únicamente en factores geopolíticos e internacionales pasa por alto dinámicas regionales importantes.
Por ejemplo, ¿qué motiva a los países del Mekong a interactuar con las partes interesadas chinas? Cuando lo hacen, ¿cómo intentan moldear esa interacción? ¿Qué enfoques han tenido éxito o han fracasado desde la perspectiva de los gobiernos y los pueblos del Mekong? Se trata de preguntas importantes que con demasiada frecuencia quedan relegadas a un segundo plano en los debates sobre la China global, una preocupación que también se planteó en nuestro Taller en Chile A principios de este año.
Los medios de comunicación y la sociedad civil son actores importantes a la hora de exigir a las partes interesadas que rindan cuentas de sus compromisos sociales y ambientales. Sin embargo, los espacios de la sociedad civil y el panorama de los medios de comunicación varían en los países del Mekong. De Tailandia Los medios de comunicación operan con relativamente más libertad que sus vecinos, Birmania, Laos, Camboya y Vietnam enfrentan restricciones significativas, similares a las de China, que limitan severamente la capacidad de la sociedad civil para influir en la toma de decisiones.
La influencia geopolítica influye aún más en los medios de comunicación y la sociedad civil. La campaña concertada de China para fortalecer su denominada “poder del discurso” se destacó, con iniciativas como la Red de noticias del Mekong y los “viajes mediáticos”, en los que se invita a periodistas del Mekong a China para realizar viajes mediáticos cuidadosamente organizados, diseñados para amplificar su narrativa. Los medios estatales chinos también cooperan con los medios locales, que a menudo carecen de los recursos para realizar reportajes independientes y, por lo tanto, dependen de materiales proporcionados por fuentes chinas.
Los países del Mekong también enfrentan sus propios desafíos internos. Un participante mencionó la corrupción, el favoritismo, las disparidades de ingresos y la mala gobernanza como problemas persistentes. Estas deficiencias facilitan que los inversores extranjeros eludan las salvaguardias, lo que complica aún más el impacto de China en la región.
Un medio ambiente limpio, saludable y sostenible
Una parte importante de los debates del taller se centró en lo que significan las “transiciones justas” para la región del Mekong. Un orador invitado destacó que no se trata de una única transición justa, sino de múltiples transiciones: ecológica, social y económica.
Esta perspectiva ampliada pone de relieve la necesidad de garantizar la equidad no sólo para los seres humanos, sino también para los ecosistemas y otras especies. Los debates revelaron una convergencia interesante: los defensores de los derechos humanos presentes en la sala subrayaron la importancia de los enfoques ecológicos, abogando por la equidad para el medio ambiente, mientras que los expertos ambientales destacaron la necesidad de enfoques centrados en las personas, asegurando que las comunidades locales sean centrales en cualquier debate sobre el desarrollo.
Ambas perspectivas subrayan que el desarrollo no debe centrarse únicamente en el crecimiento económico, sino que también debe considerar los impactos sobre las comunidades, sus medios de vida y los ecosistemas de los que dependen.
Se necesitan marcos jurídicos y políticos más sólidos para apoyar transiciones justas. La ASEAN está desarrollando un marco de derechos ambientalescarece de la solidez del Acuerdo de Escazú de América Latina.
La Asamblea General de las Naciones Unidas de 2022 (AGNU) resolución histórica sobre el derecho a un medio ambiente seguro, limpio y sostenible es un avance internacional significativo en el derecho de los derechos humanos, que promueve transiciones justas basándose en compromisos regionales, nacionales e internacionales, incluidos Principio 10 de la Declaración de Río de 1992 sobre el acceso a la información, la participación y la justicia.
El Marco Mundial de Diversidad Biológica Kunming-Montreal, también adoptado en 2022 y mencionado anteriormente en este artículo, se destacó nuevamente por su conexión con el reconocimiento por parte de la AGNU del derecho a un medio ambiente saludable. Proyectos verdes en el marco de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta También se discutieron los temas y los participantes señalaron que, a pesar de la terminología jurídica y política que los sustenta, la aplicación y la rendición de cuentas siguen siendo débiles, lo que limita su eficacia general.
Los participantes advirtieron que los proyectos de energía verde no son intrínsecamente justos, responsables o incluso ecológicos, cuando se consideran sus impactos socioecológicos más amplios.
Ejemplos incluidos minería de níquel en Indonesia y Myanmar vinculados a la fabricación de vehículos eléctricos y proyectos de represas que afectan a los ecosistemas y a las comunidades fluviales. Una de las conclusiones clave fue que los denominados proyectos de energía “verde” también deberían ser proyectos de energía responsables, que minimicen el daño a las personas y al planeta. Los participantes reconocieron que las transiciones implican concesiones y que el cambio inevitablemente crea algunos perdedores.
Si bien en el plano normativo todos los derechos humanos son interdependientes e indivisibles, en la práctica suelen surgir tensiones, en particular entre el derecho al desarrollo y el derecho a un medio ambiente sano. Es función de los encargados de la formulación de políticas gestionar estos intereses contrapuestos y garantizar que se adopten medidas adaptadas y eficaces para que las políticas no refuercen, sino que aborden, las desigualdades preexistentes que afectan desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables.
Involucrar a China en una transición verde y justa
El taller concluyó con un debate sobre cómo comprender mejor y fomentar un compromiso más eficaz con China para lograr transiciones verdes y justas, centrándose en identificar y abordar las brechas existentes en conocimientos y estrategias.
El comercio, la inversión y la participación de China en el exterior están determinados por una red compleja de partes interesadas, entre ellas agencias gubernamentales, empresas privadas y estatales y bancos, que a menudo tienen intereses en competencia.
“Desentrañar” esta red de partes interesadas es crucial para obtener una comprensión más matizada de China, un punto que también se planteó anteriormente en el Taller en Chile – aunque la opacidad de la gobernanza y las estructuras empresariales chinas dificultan esta tarea. Se necesitan herramientas para ayudar a los responsables políticos, periodistas y activistas a afrontar estos complejos desafíos.
Las acciones de China también deben entenderse en relación con otras potencias globales y regionales. Si bien las inversiones de China en el exterior, en particular la prevalencia de las empresas estatales, difieren de las de los países occidentales, Japón y otras grandes fuentes de inversión extranjera directa en la región, no es el único país que utiliza su influencia económica para influir en sus vecinos.
Ver a una “China global” en un relacional El contexto –como lo expresó un participante– es importante, ya que no opera en el vacío, sino que interactúa con otras fuerzas económicas y políticas globales y es influenciado por ellas.
En un nivel menos conceptual, los participantes destacaron la necesidad de un mayor intercambio de conocimientos entre las regiones. Los países del Mekong pueden aprender de la forma en que África y América Latina interactúan con China; los estudios de casos de estas interacciones se citaron como recursos útiles.
Si bien no falta información de alta calidad sobre el comercio y la inversión de China en el exterior, es necesario seleccionar mejor esa información, hacerla más accesible a quienes no son hablantes nativos de inglés, dirigirla a audiencias no académicas y difundirla mejor.
Los conocimientos de Bangkok servirán de base para la próxima ronda de debates que tendrá lugar en Kenia el año próximo y que se centrará en el papel de China en las transiciones justas en el continente africano.
Este artículo fue publicado originalmente en Diálogo Tierra bajo una licencia Creative Commons.