El Sr. Sachs comparó su vida antes de la Sra. Hoover con la de Steve Jobs, específicamente con la del Sr. Jobs. vivir sin sofá durante varios años porque no pudo encontrar uno de su agrado. “Siempre estuve en el camino de ser el hombre que vivía sin cortinas ni sofá”, dijo. “Una de las muchas cosas maravillosas que Sarah aportó a mi vida es el civismo”.
La Sra. Hoover respondió inexpresivamente: “Tienes tanta suerte de haberme conocido”.
La señora Hoover tiene gustos particulares. Rara vez mira televisión. Lee mucho, pero casi exclusivamente, libros escritos por mujeres. “Es realmente difícil escuchar sobre las perspectivas masculinas”, dijo, y agregó que ha renunciado a “los Jonathan” (Franzen, Safran Foer, Lethem).
La historia del arte, el ballet, las quejas, la mima, la crema cuajada, las patatas horneadas cargadas, su perro, los psicodélicos, los vinos tintos con mucho cuerpo, doblar la ropa, organizar la ropa de sus hijos y los coloridos tacones de plataforma son todas las cosas que le encantan. Ella es ambivalente acerca de los hoteles. Odia los lápices.
Jenna Lyons, la diseñadora de moda convertida en “verdadera ama de casa” y amiga de Sachs desde hace mucho tiempo, recordó su sorpresa inicial ante su interés en la señora Hoover. Cuando se conocieron en 2007, la señora Hoover tenía 23 años y él 41.
“Me estaba burlando de él porque ella era mucho más joven que él”, dijo Lyons, de 56 años, socia de FundamentalCo, una empresa de marcas. “Yo estaba como, ‘Vamos, Tom’”. Luego conoció a la Sra. Hoover en un evento de arte. “Ella trae a su perro, por el cual me estaba muriendo”, dijo Lyons. “Pensé: ‘¡Esta chica es una saliva de fuego!’ Ella no apacigua ni esconde cosas ni se anda con rodeos”.
Si Hoover ha engendrado civilidad en su marido, un artista conocido por sus obras y comportamiento provocativos, la ha empujado a ser más descarada. En “The Motherload”, la Sra. Hoover escribe que después de contarle al Sr. Sachs acerca de una mujer que fue descortés con ella, él dijo: “Tienes permitido ser más una perra”.