Anoche, sin embargo, esa presunción no me molestó en absoluto. Quizás la producción exuberante de Teddy Bergman de alguna manera suavizó el enfoque, o tal vez me sentí menos defensivo al respecto.
Lo más importante, me sorprendió la artesanía que mantiene juntos “Urinetown”. Cuando la partitura no asiente hacia el Hollywood de la década de 1930, guiña un ojo en la Berlín de la década de 1920 musicalizado por Kurt Weill y Bertolt Brecht, o miradas al París de la década de 1830 como inmortalizado por “Les Misérables”. Y, por supuesto, el título me recuerda a Steeltown, el escenario de la obra agitprop de Marc Blitzstein con la música “The Cradle Will Rock”, de 1937. Al igual que esa ciudad, “Urinetown no es tan un lugar como un lugar metafísico”. Como lo dice la pequeña Sally.
Sin embargo, musicalmente esto nunca se siente como un mosaico que muestra sus costuras. Más bien, “Urinetown” ahora se presenta como una rareza de sui generis que es más que la suma de sus partes. ¡Contribuir a esta reevaluación es el Encores! Orquesta, bajo la dirección de Mary-Mitchell Campbell, ya que es un poco más grande que la de Broadway (nueve jugadores en lugar de cinco) y llena bellamente las orquestaciones expandidas de Bruce Coughlin.
Pero lo que realmente ha cambiado, por supuesto, es el contexto en el que vemos “Urinetown”. “Gosh, nunca me di cuenta de que las grandes corporaciones monopolizantes podrían ser una fuerza para el bien en el mundo”, dice Hope desde el principio, antes de que se enamore de Bobby y ambas se radicalizan por la injusticia que los rodea. El programa anticipó una sociedad en la que nuestros movimientos, incluidos los más íntimos, son níquelos y atenuados con fines de lucro. La humillación, o peor, espera a quienes carecen del efectivo para usar un baño compartido golpea más fuerte. Lástima para aquellos que no son ganadores en un mundo de Cutthroat.
“No seas el conejito”, canta Cladwell, explicando su cosmovisión. “No seas la droga. No seas el perdedor “.
Es cierto que la Ley 2 no tiene el descaro de seguir los giros más oscuros de la historia, incluso si el programa mata a un personaje importante. Aún así, el regreso de “Urinetown” demuestra que el espectáculo era más que un rubor en la sartén.
Urinetown
Hasta el 16 de febrero en el centro de la ciudad de Nueva York, Manhattan; nycitycenter.org. Tiempo de ejecución: 2 horas 30 minutos.