En la tensa pero psicológicamente espuria película de M. Night Shyamalan de 2016, “Split”, un grupo de chicas jóvenes fueron atrapadas por un asesino en serie en una habitación pequeña y aislada, y se vieron obligadas a descubrir cómo escapar. La nueva película de Shyamalan, “Trap”, revierte inteligentemente esa premisa: un asesino en serie, atrapado en un edificio público gigante y rodeado de policías en cada salida, también está tratando de escapar, pero ¿queremos siquiera que lo haga?
“Trap” está protagonizada por Josh Hartnett como Cooper, un bombero que lleva a su hija adolescente, Riley (Ariel Donaghue, “Wolf Like Me”) a ver a su músico favorito, Lady Raven (Saleka Shyamalan). Mientras se abren paso dentro del abarrotado local, Cooper nota que hay policías apostados por todas partes, mucho más de lo habitual, y dada la increíble popularidad de Lady Raven, eso es decir algo.
Solo cuando Cooper se lleva bien con un amable vendedor de merchandising (Jonathan Langdon, “Zombies 3”) descubre que todo es una trampa para atrapar a un asesino notorio, “El Carnicero”. Eso será un inconveniente para todos cuando intenten irse y la policía los tenga que registrar a todos, pero es especialmente inconveniente para Cooper porque, como aprendemos muy temprano (tan temprano que está en los avances de la película y no podría calificarse como un spoiler según ninguna definición razonable), Cooper es El carnicero.
Gracias a las imágenes de una cámara de seguridad y a un recibo de entrada tirado al suelo, la policía sabe que el asesino está en el edificio y que parece una de las pocas personas que lo han hecho. Cooper no podrá marcharse sin que lo atrapen, así que tiene que averiguar cómo escabullirse sin alertar a la policía ni a su propia hija.
Es una trama artificial, pero una vez que está completa, “Trap” es un thriller diabólicamente inteligente. Hago hincapié en la palabra “diablo”. No es que queramos que El Carnicero salga de este pequeño apuro, por Dios, no, es que tal vez sea lo suficientemente inteligente (y afortunado) para hacerlo, al diablo con la justicia y/o el karma.
En realidad, el karma nos ha traicionado a todos. El guión cobarde de M. Night Shyamalan le da a Cooper todas las herramientas que necesita.
Aun así, es difícil entusiasmar a la audiencia al ver a un asesino en serie escapar para matar y matar una y otra vez, por lo que “Trap” crea algunos giros narrativos que llevan la trama en direcciones inesperadas. Si esas direcciones llevan a la audiencia a donde queremos ir es algo que no viene al caso, porque nos llevan a donde queremos ir. necesidad Sin esos giros, la trama no tendría ningún sentido, la historia no tendría ningún objetivo y, al final, tendríamos pocas razones para preocuparnos por lo que acaba de pasar.
Esa es la segunda cosa más brillante de “Trap”: la forma en que evita las revelaciones convencionales del thriller a favor de decisiones inesperadas de los personajes. tercero Lo más brillante es la actuación impresionantemente malvada, divertida y casi simpática de Josh Hartnett. Pero la mayoría Lo más brillante fue que la estrella de “The Parent Trap”, Hayley Mills, interpretara a una psicóloga forense que, literalmente, está intentando tenderle una trampa a un padre. Es una pena que el Oscar a “Mejor reparto” no se estrene hasta el año que viene, porque “The Parent Trap” debería haber sido una de las favoritas solo por ese chiste.
Como muchos thrillers excelentes, “Trap” no resiste el escrutinio más minucioso. Cooper tiene que manipular su entorno y a la multitud de formas cada vez más sutiles para evitar ser detectado, pero sabemos que hay cámaras de seguridad por todas partes y que la policía las está vigilando. Incluso si no estuvieran mirando el momento exacto en el que Cooper provocó un alboroto, saben todo sobre el alboroto y seguramente podrían haber rebobinado el video unos minutos y haberlo visto hacer su malvado trabajo.
Pero en algún momento hay que aceptar que, si queremos que esta película se haga realidad, hay que hacer algunos sacrificios lógicos. Es casi seguro que por eso Shyamalan nos anima a no pensar como los policías, sino a pensar como el asesino, y a no mirarle los dientes a caballo regalado. Sobre todo porque el caballo regalado es el propio Shyamalan, en un caso de forma bastante literal.
“Trap” no tiene la profundidad de las películas más importantes de Shyamalan ni la teatralidad de sus experimentos más memorables y extraños, pero es uno de sus mejores thrillers. Una película breve, endiabladamente divertida y mezquina que nos desafía a considerar el género de los asesinos en serie desde nuevos ángulos. Al igual que el despreciable villano de Hartnett, es fácil quedar atrapado en la pegajosa y llena de suspenso red de Shyamalan.